En 2013, las exportaciones han crecido más de un 24% respecto al año anterior. La demanda de aceite de oliva es mayor que la producción nacional.
El aceite de oliva constituye supone una de las señas de identidad de la cocina tradicional libanesa, una de las más famosas del mundo, y está presente en la mayor parte de sus platos. Los últimos datos señalan que el sector se encuentra en plena forma: en el último año, las exportaciones de ‘oro líquido’ libanés han crecido un 24,2% respecto al curso de 2012 (más de 4.000 toneladas), mientras que el valor de las ventas al exterior ha repuntado un 25,5%.
El cultivo del olivo ocupa el 5,4% del territorio nacional, con alrededor de 563 kilómetros cuadrados, de los cuales, al menos el 70%, se destina a la producción de aceite de oliva, y el resto a la producción de aceitunas de mesa, otro de los ingredientes principales de la cocina libanesa.
En 2011, los olivos locales produjeron un total de 90.307 toneladas, mientras que la producción de aceite de oliva se situó en 11.300 toneladas, con una tasa de crecimiento del 6,5% desde el ejercicio de 2000.
Sin embargo, el sector del aceite de oliva en el Líbano no ha alcanzado su máximo potencial ya que, en la actualidad, la demanda es superior a la oferta y los consumidores se ven obligados a recurrir a productos importados, una circunstancia que deja espacio a grandes oportunidades de inversión.
El aceite de oliva, uno de los sectores estratégicos del IDAL
Desde marzo de 2012, el mercado del aceite de oliva se incorporó a los sectores protegidos de la Agencia Libanesa de Desarrollo de las Inversiones (IDAL). Así, los inversores pueden beneficiarse del apoyo del Gobierno a través del programa ‘Agri Plus’, que ofrece incentivos para introducir mejoras en el embalaje, asesoría para la búsqueda de nuevos mercados extranjeros, sesiones de formación y ayudas en la participación en ferias del sector alimentario en todo el mundo.
Además, en los últimos años se ha generado una estrecha colaboración entre todos los actores de la industria para garantizar que la producción local cumple todos los estándares internacionales. Asimismo, el IDAL ha puesto en marcha ocho escuelas de agricultura y diversos laboratorios en el Líbano, así como una serie de iniciativas de apoyo público y privado.
