Historia
El
vino se produjo por primera vez durante el neolítico, según los testimonios arqueológicos hallados en
los montes
Zagros, en la región
que hoy ocupan Georgia, Armenia e Irán, gracias a la presencia de Vitis vinifera sylvestris y la aparición de la cerámica durante este periodo. La evidencia más
antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año 5400 a. C., hallada en el poblado neolítico de Hajii Firuz Tepe,
en los montes Zagros. La vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente
vino.6 Aunque recientemente se ha encontrado la bodega
más antigua conocida, datada en año 6000 a. C., que sitúa en Armenia la producción más antigua de vino.7
Posteriormente, el consumo de vino se extendió
hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia; y hacia el sur, llegando hasta Egipto, ya célebre en Bahariya durante el Imperio
Medio (siglo XX a. C.) La más antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, la
cosecha y el prensado de las uvas, es Los trabajos y los días, de Hesíodo, del siglo VIII a. C.8 En la antigua Grecia el vino se bebía mezclado
con agua y se conservaba en pellejos de cabra.
Lo
primero que cabe destacar es que el vino, a lo largo de la historia, ha estado
muy bien considerado por la alta sociedad occidental, siendo testigo
imprescindible en cualquier acontecimiento o banquete de importancia y
alrededor de él se han firmado los grandes tratados y acontecimientos
históricos de occidente.
Ya en
Egipto, Grecia y Roma, se
adoraba a Dioniso o Baco (dios de los viñedos) y la Biblia se refiere al
vino en diversos pasajes, entre otros donde relata la última cena de Jesús, que
ofreció una copa de vino a sus discípulos representando su sangre. Sabemos que
en China,
hace 4.000 años, ya conocían el proceso de fermentación de la uva, y que en
Egipto, en el siglo XIV a. C., ya conocían la viticultura. Julio César fue
un gran apasionado del vino y lo introdujo por todo el mundo romano.
La viticultura debe
su mayor desarrollo a la propagación del cristianismo, por ser el vino necesario para la celebración
de la misa. Los
monasterios, con
sus propios métodos de elaboración y extracción, fueron los precursores de la
viticultura y vinicultura, dejando huellas tan claras como los vinos
priorato, proveniente de la palabra prior.